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Educación | Psicologia

Tipos, causas y consecuencias del bullying

Equipo de Expertos en Educación

El bullying o acoso escolar es un problema muy complicado de detectar y solucionar. Sin embargo, las actuaciones tempranas evitan daños permanentes o irreparables en las víctimas. Por suerte, la popularidad de este fenómeno ha ayudado a que se redacten normas específicas para su control y se establezcan protocolos efectivos. No en vano, la comunidad educativa española dispone de herramientas para prevenir y corregir semejantes conductas.

Los datos son alarmantes. Según un estudio realizado por la Universidad de Alcalá, el 10 % de los alumnos de primaria han experimentado algún tipo de acoso. Por ello, analizamos detenidamente en qué consiste el bullying escolar y cómo puedes actuar para evitar que se produzca.

¿Qué es el bullying?

El acoso escolar es el maltrato físico o psicológico, prolongado en el tiempo, que recibe un alumno por parte de uno o varios iguales. Sus causas son de diversa naturaleza. Así, algunos autores señalan la existencia de una personalidad agresiva en el victimario, un entorno familiar poco adecuado o una nula capacidad para el autocontrol.

Sin embargo, tampoco podemos excluir la despersonalización que tendemos a mostrar en grupo, sobre todo, los niños y los adolescentes. También es importante que consideres el miedo a convertirse en víctima por el resto del alumnado, practicando el silencio o participando directamente de los hechos. De este modo, la única forma que tienes a veces de detectarlos es mediante la observación de sus síntomas o la valentía de algún chico que avisa. En este sentido, la pedagogía y la concienciación son extraordinarios aliados. Ten en cuenta que este fenómeno afecta ya a uno de cada 10 niños en los colegios españoles.

Tipos de bullying

Las características del bullying son comunes independientemente del tipo que se practique. Por un lado, el objetivo final es siempre la cosificación y humillación de la víctima. Y por otro, la frecuencia de estos episodios se ve reforzada por lo difícil que resulta detectarlo y por su diversificación. Es decir, del acoso directo se ha pasado a la práctica de otros complementarios que inciden, de manera directa, en la salud mental de quien lo padece. Se han tipificado seis tipos distintos que pueden durar unos meses, un curso completo o varios años.

Bullying físico

Es el más habitual entre los chicos. Se manifiesta en forma de empujones, puñetazos o palizas del agresor o agresores a la víctima. Además, resulta frecuente el robo de pertenencias de quien lo sufre. No solo provoca un daño físico que, en ocasiones, requiere intervención facultativa, sino también uno psicológico. Así, por ejemplo, va acompañado de episodios de ansiedad y temor a ir al centro educativo.

Bullying psicológico

Los estudios de Cardozo, Dubini y Lorenzino realizan una comparativa de gran interés. En sus conclusiones, puedes apreciar las distintas monedas de cambio a las que se enfrentan los niños en los centros educativos de México. Dicho estudio señala que el 59 % de los alumnos ha sufrido burlas, el 22 % intenta evitar a uno o varios compañeros concretos y el 33 % ha sufrido maltrato por sus iguales.

La información es extrapolable a otros países. En España, se han dado casos de persecución, chantaje, amenazas y tiranía deliberada con un único objetivo: dañar la autoestima de la víctima y provocarle temor. Al no dejar marcas en el cuerpo, es el acoso más complicado de detectar. Por otro lado, el poder del acosador es tan grande que no le importa la presencia de un profesor o de un superior. Por tanto, el agredido se somete y se siente indefenso y vulnerable.

Bullying verbal

Es una de las formas más comunes y se traduce en acciones que buscan generar el mayor daño psicológico posible. Nos referimos a discriminar, difundir rumores falsos sobre la víctima, excluirla o ridiculizarla mediante apodos o insultos en público. Curiosamente, las chicas son más proclives a este tipo de acoso a medida que se acercan a la adolescencia.

Bullying sexual

García Continente, Pérez Giménez y Nebot Adell concluían que el 27,2 % de las chicas y el 33,4 % de los chicos lo experimentaban durante la ESO y en bachillerato. Adopta formas diversas de asedio, como actos o comentarios de índole sexual. También los miembros del colectivo LGTBI se ven atacados por este modo de acoso, especialmente. En sus últimas consecuencias, puede derivar en abuso sexual.

Bullying social

Su objetivo es conseguir que la víctima quede aislada. Puede tratarse de una exclusión directa, por ejemplo, en las actividades habituales del patio o indirecta. Esta consiste en ignorar la existencia de la persona que sufre el abuso.

Ciberbullying o bullying cibernético

Es ya la segunda causa de suicidio entre los jóvenes. El acceso a Internet facilita que cualquier acosador humille a la víctima amparándose en el anonimato. Se manifiesta en forma de insultos, montajes, fotografías comprometidas, insultos racistas o bromas. Se ejecuta a través de mensajes en las redes sociales, grupos de WhatsApp o correos electrónicos, por citar algunos ejemplos.

En general, complementa a los tipos de acoso antes explicados.

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Grado en Psicología - ES

 

 

Causas y consecuencias del bullying en el colegio

La causa principal del bullying en la escuela es vivir en un ambiente familiar desestructurado o excesivamente permisivo con el futuro agresor. Este manifiesta los siguientes rasgos:

  • Problemas para controlar sus impulsos.
  • Actitud intolerante, impulsiva y violenta.
  • Muestras de autoridad continuas.
  • Imposición de sus puntos de vista con el empleo de la fuerza, la violencia y la amenaza.
  • Relaciones familiares y sociales problemáticas.
  • Pérdida de interés por los estudios.

Por su parte, las consecuencias que padece la víctima son:

  • Pérdida de autoestima.
  • Una actitud pasiva ante la vida.
  • Sufrir trastornos emocionales y psicosomáticos.
  • Probabilidad de padecer depresión, ansiedad o tendencias suicidas.
  • Pérdida progresiva de interés por los estudios y descenso de su rendimiento académico, que le lleva al fracaso escolar.
  • Aparición de trastornos fóbicos.
  • Sentimientos de culpabilidad.
  • Cambios en la conducta hacia la introversión, la soledad o la timidez.
  • Dificultades para mantener relaciones familiares o sociales.
  • Síndrome de estrés postraumático.
  • Excusas para no asistir al centro educativo, incluso, inventa enfermedades.
  • Ataques de ira.

Así, el bullying en el colegio puede alterar seriamente el futuro del agresor y de la víctima, pero hay alternativas para evitarlo.

¿Qué hacer si eres víctima de bullying?

Hay que potenciar que todos los alumnos sepan cuáles son los tipos de acoso y cuáles sus consecuencias. Gracias a eso, dejan de ser meros observadores por miedo a ser víctimas y que denuncian los casos ante los profesores sin temor a las represalias.

Otra idea importante es la de incluir a las familias en el proceso para detectar cualquier síntoma que se produzca en el hogar. Mantener el contacto continuado entre la comunidad educativa y cada familia ayuda a encontrar soluciones.

¿Cómo se puede detectar un problema de acoso escolar?

Lo habitual es que el abuso se produzca a espaldas de los profesores y de los padres. En consecuencia, ningún adulto actúa hasta que no existen pruebas concluyentes de lo que sucede y es complicado. La razón es que los abusos se cometen en los alrededores del colegio o en áreas del centro en la que los profesores no están presentes. Por tanto, es vital que los profesores valoren los siguientes síntomas para tomar las medidas oportunas:

  • En la víctima. Faltas de asistencia sin justificación, bajada del rendimiento escolar, muestras de depresión o ansiedad, entre otras cosas.
  • En el acosador. Faltas de respeto al profesorado o a los compañeros, impulsividad, desafíos constantes a los profesores y a los estudiantes, un exceso de agresividad, etc.

La resolución de un problema de bullying

Una vez que se confirma o existe la sospecha de acoso escolar, el profesor debe actuar de inmediato. Para ello, aconsejamos que se siga el protocolo del centro y, si no existe, habría que consultar la normativa de la comunidad autónoma correspondiente. Entre las medidas que deben afrontarse están las siguientes:

  • Comunicarle los hechos a la dirección del centro o, si fueran de mayor gravedad, a la fiscalía de menores o a la policía.
  • Dialogar con la víctima, con el agresor y con los testigos para tener una opinión más completa y detallada.
  • Hablar con los padres del agresor y de la víctima.
  • Adoptar las medidas cautelares más adecuadas, como la expulsión temporal o definitiva del agresor y la protección a la víctima.

Todo se debe efectuar con un respeto absoluto a la confidencialidad de los implicados. Recuerda que están especialmente protegidos por ser menores y por las actuales normas sobre protección de datos.

En definitiva, la formación de los profesionales que trabajan en los centros escolares es vital a la hora de enfrentarse al bullying escolar. Si quieres ser uno de ellos para combatir esta lacra social, mira el programa del Máster Oficial en Acoso Escolar y Mediación e inscríbete.

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